Las Sagradas Escrituras. Creemos que las Sagradas Escrituras son la
Palabra de Dios inspirada verbalmente, autorizada, inerrante, infalible e
inspirada por Dios. (Mateo 5:18; Lucas 24:27, 44; Juan 17:17; 2 Timoteo
3:16-17; Hebreos 4:12; 2 Pedro 1:20-21).
La Trinidad. Creemos en un Dios Trino, existente en tres
personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, eterno en ser, idéntico en esencia,
igual en poder y gloria, y con los mismos atributos y perfecciones.
(Deuteronomio 6:4; Mateo 28:18-19; Juan 10:30, 14:8-9, 15:26; 1 Corintios 3:16;
2 Corintios 13:14; Colosenses 2:9).
Dios el Padre. Creemos en Dios Padre, de quien son todas las
cosas. Dios es infinito, eterno e inmutable en su ser, sabiduría, santidad,
justicia, bondad y verdad. (Nehemías 9:6; 1 Corintios 8:6; Apocalipsis 4:8).
Dios el Hijo, Jesucristo. Creemos que el Señor Jesucristo, el Hijo eterno
de Dios, se hizo hombre sin dejar de ser Dios, siendo concebido del Espíritu
Santo y nacido de María Virgen, para revelar a Dios y redimir al hombre
pecador. Creemos que Él logró nuestra redención mediante Su muerte en la cruz
como sacrificio sustitutivo. Creemos que nuestra redención y salvación nos
están garantizadas por Su resurrección física literal de entre los muertos.
(Lucas 1:26-35; Juan 1:1, 14, 18, 6:50-58, 20:20; Romanos 3:24-26, 4:25; 1 Juan
3:8). Creemos que el Señor Jesucristo está ahora en el cielo, exaltado a la
diestra de Dios, donde como Sumo Sacerdote de Su pueblo, cumple el ministerio
de intercesión y defensa. (Hebreos 1:3, 3:1, 7:23-25, 12:2; 1 Juan 2:1-2).
Dios, el Espíritu Santo.
Creemos que el Espíritu Santo es una persona que convence al mundo de pecado,
justicia y juicio. En la era actual, Él también regenera a los creyentes en
Cristo, los bautiza en la Iglesia (el cuerpo de Cristo), mora en ellos
permanentemente, los sella para el día de la redención, otorga dones
espirituales a cada uno y llena los que se le han rendido. (Juan 3:8, 14:16-17,
15:26-27, 16:7-15; 1 Corintios 6:19, 12:4-13; Efesios 2:22, 4:30, 5:18)
La condición alienada del hombre. Creemos que el hombre
fue creado a imagen y semejanza de Dios, pero que en el pecado de Adán, la raza
cayó, heredó una naturaleza pecaminosa, se alejó de Dios y es totalmente
incapaz, sin la gracia de Dios, de recuperar su posición anterior. (Génesis 1:26,
3:1-24; Salmos 14:1-3; Jeremías 17:9; Romanos 3:23, 5:12; Efesios 2:1-3, 12).
Salvación. Creemos que la
salvación es un regalo de Dios en gracia, y es recibida por el hombre a través
de la fe personal en el Señor Jesucristo, cuya preciosa sangre fue derramada
para el perdón de nuestros pecados. (Juan 1:12, 3:16, 5:24; Hechos 3:19-20,
4:12; Romanos 5:1, 10:9-10; Efesios 1:7, 2:8-9; 1 Juan 5 :11).
La seguridad eterna del creyente. Creemos que todos los
verdaderos creyentes, una vez salvos, se mantienen seguros en Cristo para
siempre. (Juan 10:27-30, 17:11; Romanos 8:1, 29-30, 38-39; Hebreos 7:25; 1 Juan
5:13; Judas 24).
La Iglesia. Creemos que la
Iglesia, el cuerpo y la novia de Cristo, es un organismo espiritual compuesto
por todas las personas nacidas de nuevo de esta era presente,
independientemente de su afiliación con organizaciones cristianas. (1 Corintios
12:13-23; Efesios 1:22-23, 5:25-27; Colosenses 3:14-15).
La Segunda Venida de Cristo. Creemos en la venida
personal e inminente del Señor Jesucristo para los suyos, la Iglesia, y su
posterior regreso premilenial a la tierra para establecer Su Reino. (Zacarías
14:4-11; Mateo 24:15-25, 46; 1 Tesalonicenses 1:9-10, 4:13-18; Apocalipsis
20:6, 21:1-4).
El Estado Eterno. Creemos
que las almas de aquellos que han confiado en el Señor Jesucristo para su
salvación, al morir, pasan inmediatamente a Su presencia, y allí permanecen en
consciente bienaventuranza hasta la resurrección del cuerpo en Su venida por la
Iglesia, cuando el alma y el cuerpo reunido estará asociado con Él para siempre
en gloria; pero las almas de los incrédulos permanecen después de la muerte en
consciente miseria hasta el juicio final del Gran Trono Blanco al final del
milenio, cuando el alma y el cuerpo reunidos serán arrojados al lago de fuego,
no para ser aniquilados, sino para ser castigados con separación eterna de la
presencia del Señor y de la gloria de su poder. (Lucas 16:19-26, 23:43; 2
Corintios 5:8; Filipenses 1:23; 2 Tesalonicenses 1:7-9; Apocalipsis 20:11-15).
La responsabilidad de los creyentes. Creemos que todos los
creyentes deben buscar caminar en el Espíritu, sin traer reproche a su Señor y
Salvador, y que Dios ordena la separación de los placeres y prácticas
pecaminosas. (Romanos 12:1-2; 2 Corintios 6:14; 7:1; Gálatas 5:16, 25; 1 Pedro
2:11) Creemos que es obligación de todo creyente demostrar con vida y
testificar con palabra a las verdades de las Sagradas Escrituras y buscar
proclamar el evangelio a todo el mundo. (Mateo 28:18-19; Marcos 16:15; Hechos 1:8) Creemos que es
responsabilidad de todos los creyentes recordar la obra del Señor en oración y
sostenerla con sus medios a medida que el Señor los ha prosperado. (Lucas
18:1; 1 Corintios 16:2; 2 Corintios 9:7; 1 Tesalonicenses 5:17; Santiago 5:16).
Ordenanzas de la Iglesia.
Creemos que el Señor Jesucristo instituyó las ordenanzas del bautismo y la Cena
del Señor para que todos los creyentes las observen hasta Su regreso. (Mateo
28:19-20; Hechos 10:47-48; 1 Corintios 11:23-30)